Por Oscar Bermeo
Anoche, durante tres horas, la rosarina plaza Montenegro fue el epicentro del sacudón poético hispanohablante. Autores de diversas latitudes coincidieron en el primer piso del Centro Cultural Roberto Fontanarrosa para ver nacer a "1.000 millones. Poesía en lengua española del siglo XXI", un intenso manifiesto colectivo que da luces sobre la obra literaria de los jóvenes que revitalizan continuamente el idioma castellano.
Bernardo Orge y Daiana Henderson presentan "1.000 millones...". (Foto: Guillermo Turín)
En la presentación, Bernardo Orge y Daiana Henderson, dos de los editores del proyecto, enunciaron algunos rasgos de la selección. Una lengua común y un grupo etario similar (nacidos entre 1980 y 1995) fueron algunas de las pautas que dijeron tener en cuenta durante el proceso. En un momento, Bernardo rompió el protocolo."Hay que dar un agradecimiento expreso a Google", dijo destacando el rol de la navegación en el ciberespacio para descubrir nuevos tripulantes en la misión.
Julio Balcázar en plena lectura. (Foto: Guillermo Turín)
Lo que siguió fue una puesta en escena de la publicación. Como si se tratase de una versión en vivo de "1.000 millones...", gran parte de los autores antologados fueron subiendo al escenario, uno a uno previa presentación, para leer sus poemas. Los textos intencionalmente largos de Pablo Fidalgo (España); los deseos de Julio Balcázar (Venezuela) por mudarse a Rosario; la confesión de Kevin Castro (Perú) de su abandono universitario, fueron algunos de los momentos que la noche propinó.
Bernardo Orge compartió con nosotros mayores detalles de la flamante publicación en la siguiente entrevista.
- El año pasado la
orientación de las publicaciones, lanzadas en el contexto del Festival,
cambiaron de rumbo. Se dejó la producción de obras completas y se pasó a las
antologías colectivas. Este año se refuerza esa nueva senda con “1000 millones.
Poesía en lengua española del siglo XXI”, ¿qué motivó a cambiar ese
enfoque?
Creo que no me toca a mí responder esta
pregunta, recién me sumé este año al equipo de organización. De todas maneras, una
hipótesis: capaz que el hecho de que en el Festival se crucen autores y
publicaciones de todas partes terminó decantando en estas iniciativas.
Por otro lado, no me parece que se trate de
un cambio de enfoque radical. Si uno mira el breve catálogo que se armó con las
publicaciones del Festival encuentra, como decís, obras poéticas reunidas pero
también libros de entrevistas, ensayos, etc. Analizando esa serie podés pensar
que los móviles de todos esos libros son más o menos los mismos: poner en
circulación textos difíciles de conseguir, intervenir críticamente sobre el
campo… tratar de proponer, en definitiva, iniciativas editoriales necesarias y
a veces postergadas. En este sentido, las antologías se suman a la colección
sin mayores problemas. Como lector, Trabajo
nocturno, la obra reunida de Inchauspe, y 30.30, la antología de poesía argentina del siglo XXI, me parecen
libros igual de necesarios. Además, lo que pasa un poco con las colecciones
es que los primeros títulos de la serie condicionan a los que siguen pero a la
vez los títulos nuevos resignifican a los anteriores. En la solapa del 1.000 millones el primer libro de la
lista es de Juan L. Ortiz. ¿Qué puede significar esto para un chico rosarino
que no conoce a Juanele y se compra la antología interesado por autores de su
edad? ¿Qué le va a pasar con eso? Estas preguntas se magnifican si se piensa en
lectores extranjeros.