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jueves, 25 de septiembre de 2014

ná Khar Ellif-ce: perfórmata

ná Khar Elliff-ce es poeta, docente y perfórmata. Fundó la Estación Alógena en el año 2002, espacio para la experimentación y la alquimia desde el arte.
Evita la respuesta directa y así siente la poesía y describe su modo de creación:
--Una payada con acento en una oralidad descentrada, cosmológica, sin posibilidad de volver atrás (“el verso anterior”), más la función básica y piradora del camouflage sobre el terreno. Ahí ya resulta imposible separarse para escribir, no hay mesa ni laboratorio, se va confundido al paseo, a las apariciones del medio, es decir lo más metamorfoseado posible, más el hecho terriblemente conductor de moverse en todas las direcciones del ámbito mientras se dicta ... El puro “ir” improvisatorio, propiedad que el desierto potencia a niveles de euforia. Así que los minigrabadores, incursiones y camouflages, vinieron como intercesores para consolidar una dimensión que no estaba, llámese Ovnipersia y lo que sigue.   

Elvio Gandolfo: no una poética sino varias

por Milena Bertolino


Elvio Gandolfo (1947) es escritor, periodista, traductor y editor. Tiene una profusa obra de narrativa -que incluye ficción, no ficción y ensayo-; su obra poética édita fue retomada en 2011, luego de treinta años, con Los orientales de Stevenson (La propia cartonera), este año suma otro libro más, El año de Stevenson (Iván Rosado), que es el primer tomo de cuatro. Ambos poemarios fueron editados por editoriales independiente de Montevideo -La propia cartonera- y Rosario -Iván Rosado-, asimismo Gandolfo ha publicado dos libros de narrativa en la editorial independiente cordobesa Caballo negro
En ocasión de este Festival Elvio Gandolfo vuelve una vez más a la ciudad donde vivió su infancia y juventud. Los lugares conocidos, opina en esta entrevista,  gravitan siempre en la propia escritura, ya sea a partir de la influencia de la experiencia próxima o del recuerdo. En su crónica Real en el rosedal (2009), por caso, un sector de Rosario, el parque Independencia y sus cuadras aledañas, se vivencia desde la caminata actual y a través de la memoria afectiva.

— ¿Cuál consideras que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
— En los períodos en que escribo poesía no tengo un arte poética sino varias, que varían con el tiempo. Algún par de poéticas en serio, y otras en broma, figuran en el libro Elaño de Stevenson. Prefiero que el lector las descubra.


— ¿Se hace presente la ciudad o el lugar donde vivís en tu poesía? 
—Las ciudades y lugares aparecen siempre en lo que se escribe, evidentes u ocultas. Tanto las actuales (en mi caso Rosario, Montevideo, Buenos Aires) como las visitadas (Madrid, Barcelona, Santiago de Chile, Río Cuarto, Frankfurt, en especial Córdoba) (viajar es una segunda instancia de vivir), o recordadas (Leones, Hernando, Piriápolis, Punta del Este, Santa Fe, Puerto Madryn, Resistencia, etc.).

Fidel Maguna: "la poesía no cambia, lo que cambia es el mundo"

por Milena Bertolino

Fidel Maguna (1993) es uno de los poetas invitados que nació y vive en Rosario. 
El año pasado fue finalista del concurso de poesía Felipe Aldana sub 21, organizado por la Editorial Municipal de Rosario.
En abril próximo será editado su nuevo libro de poemas, Ainda, que será bilingüe -español y portugués-, y cuya traducción estará a cargo de Paola Kremer. Cuenta además con un otro poemario escrito en colaboración con Matías Ferri, Mano a mano – Hemos quedado. En el terreno de la narrativa ha recuperado junto a su padre la tradición nacional de la novela por entregas publicando juntos el folletín Camila camina (2013).


—¿Cuál consideras que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
— Hay muchos textos sobre la poesía que creo llegan a bordear una definición, son los textos que justamente bordean y no intentan tocar, meter el dedo, por eso la mayoría son poemas, excepto “Sobre la poesía”, de Saer, un texto breve que está en El concepto de ficción. Hay algunos poemas de Bukowsky que son buenas caricias a la poesía, como de Juan Gelman. Las entrevistas a Gelman, todas, son muy valiosas como artes poéticas (también la biografía de Boccanera, Confiar en el misterio). Sí hay un texto sobre la poesía que me llegó muchísimo, no se porqué, y que es la cita de un poemario que estoy preparando, es de Tamura Ryuichi, un poeta japonés que creo no está editado al castellano y del que leí algunas pocas cosas por internet. El texto se llama “Cuatro mil días y noches” (disponible, acá).

Osvaldo Aguirre. la cuestión del estado del tiempo.

Por Sofía Aldasoro

Osvaldo Aguirre (1964) mantiene una larga relación con la poesía y con este Festival. En la XXII edición, participará en la mesa de lectura junto a Fabián Casas, Cristian Vera y ná Khar Elliff. 
Es poeta, ensayista y periodista, editor del suplemento Señales en el diario La Capital (Rosario, Argentina). 
Sus textos se encuentran impresos por varios sellos editoriales. Pero además, en su blog personal, Las vueltas del camino, se puede encontrar, leer y volver a buscar mucha de la producción literaria del autor.


Fotografía de Héctor Rio (2007).

¿Cuál consideras que es tu ars potica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
No sé. Lo que pretendo es escribir poesía como una forma narrativa, en base a un cierto registro de lenguaje que para mí tiene un sello familiar.

Jorge Isaías: La cachimba, "años de entrega, de amor y de comunión"

Por Sofía Aldasoro

Jorge Isaías (1946, Los quirquinchos) reside en la ciudad de Rosario desde 1964. Es, entre otras cosas, poeta. Fundó y ánimo el ambiente de su generación junto a Guillermo Colussi y Alejandro Pidello con "La Cachimba", revista de poesía que en los inicios de los años 70, publicaba y difundía a los poetas de su generación como Héctor Piccoli, Raúl García  Brarda, Malena Cirasa y otros.
Entre sus últimos libros publicados, se encuentra la edición de sus textos iniciales, Poesía reunida (1970-1976), por Ciudad Gótica, que integraron aquella mítica revista y marcaron los lineamientos de su obra poética posterior.



¿Cómo fueron tus años de formación y tus influencias? 
Mis años de formación fueron muy erráticos, intuitivos y casi diría, autodidácticos desde las lecturas en la flaca biblioteca de mi pueblo. Sólo cuando vine acá, me metí de lleno en la Literatura de mi siglo. Luego entré a la facultad que amplió mis lecturas. (Hice Letras)


¿Consideras que tu obra posee una poética propia? ¿Cómo interviene la ciudad en tu poesía?
Creo que tengo una poética propia, como todo el mundo. La ciudad aparece muy desvaída en mis textos, pero aparece. De todos modos, yo elegí vivir aquí, quiero decir que no soy rosarino por fatalidad, sino por elección.

Mario Ortiz: las palabras y las cosas

Por Natalia Romero
 
Mario Ortiz nació en Bahía Blanca el 28 de diciembre de 1965. Es poeta, docente e investigador (constante). Hoy reside en lo que él llama la República de Villa Mitre. 


—¿Cuál considerás que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
—Fue cambiando a lo largo del tiempo, y eso se materializó en los sucesos volúmenes de los  “Cuadernos de lengua y literatura”, como me gusta definir los libros que voy editando. En el inicio del volumen VI enuncié una serie de principios que definen lo que estoy escribiendo en estos momentos:

1.      Existen las cosas.
2.      Existen las palabras.
3.      Las palabras son cosas.
4.      Las cosas son cosas. 
5.      Existen las flores que abren sus pétalos a la noche. Están cerca del gallinero.
6.      Las flores son cosas y son palabras.
7.      Abren sus pétalos. Se pronuncian.
8.      Están bajo las estrellas, que también son cosas y son palabras, y brillan y se      pronuncian.
9.      La poesía parte de una función, pero no en primera instancia como lo entiende  Jakobson (función poética) sino en un sentido que se aproxima al de Hjelmslev para la lingüística: "Decimos que hay función entre una clase y sus componentes (una cadena y sus partes, o un paradigma y sus miembros) entre sí. A los terminales de una función los llamaremos funtivos, entendiendo por funtivo un objeto que tiene función con otros objetos. De él se dice que contrae  función". Lo crucial en Hjelmslev es que el término función alude al sentido etimológico, pero también al lógico matemático: una entidad tiene dependencia con otra entidad.
10.  Las flores y las estrellas copulan en la misma oración. Luego del punto, se pueden cerrar los ojos y sólo queda el aroma.

Kevin Castro: el valor simbólico de la poesía

Por Oscar Bermeo

Kevin Castro (Lima, 1993) no sólo escribe, también difunde lo que escriben otros. De una peculiar manera. Forma parte de C.A.C.A. Editores, proyecto que busca transgredir la dinámica de mercado: los libros no se venden, se intercambian. Y en esa negociación no sólo son válidos textos. A cambio de poesía, los muchachos muchas veces obtienen cervezas, hamburguesas o juegos de PlayStation. Así, las necesidades primarias quedan cubiertas. Kevin llega a Rosario con algunos libros para sumar adeptos a esta causa. 


"Los tiempos jurásicos" es su carta de presentación. El poemario, publicado en 2013, constituye una voz que renueva la escena peruana. Para acceder al texto puede ingresar a la plataforma digital Poetry will be made by all

Fabián Casas: "Lo que no se tiene"

Por Natalia Romero

Y entonces estamos en Almagro, Buenos Aires, donde Fabián Casas está invitado al ciclo "Necesito oler limón”, en el que hablará de su experiencia en la literatura junto con Débora Mundani y Luis Mey.
Fabián lleva un traje a cuadros, camisa a tono, lentes grandes y cuadrados. Iimpecable. Antes de arrancar nos cuenta que está por ser papá por segunda vez y que, además, se está mudando.
Imagen tomada del blog de Eterna Cadencia.

Y dice, por ejemplo: "Un día fui a una librería y le dije al librero: 'quiero ser poeta, dame lo que se lee ahora'. El librero me pasó un ejemplar de Alambres, de Néstor Perlongher. Intenté hacer varios poemas parecidos, pero no me salían. Hasta que llegué a Joaquín Giannuzzi, y ahí me dije: 'voy a robarle a él, y así empecé'”.
Habla, Fabián habla de lo que no tuvo y de lo que empezó a aparecer entonces. Dice: "Para empezar a escribir siempre hay que ir a lo que no se tiene. Hoy escribo muy poco. Leo, leo todo el tiempo. Leo mucho y cosas muy diversas. De todos modos, cuando estoy metido con algo, no paro. Hoy, por ejemplo, en la cola del banco, entre que saqué el número y me atendieron, escribí un capítulo de algo que estoy por publicar".
¿Qué es la poesía para vos?
—Para mí la poesía puede estar en todos lados, la poesía es incertidumbre, por ejemplo Ricardo Zelarrayán y La Gran Salina, que es todo un gran poema. Cuando lo leí fue algo que me cambió. El encuentro con la poesía es algo que modifica mi forma de ser. Para mí el poema es emoción y, justamente, lo que quiero es que diga lo que no quiero decir.
Fabián Casas participa este jueves de la mesa inaugural del Festival, en Plataforma Lavardén a partir de las 19.30, donde hablará junto con Francisco Bitar y Jorge Isaías acerca de Juan José Saer –escritor homenajeado en esta XXII edición del encuentro de poesía–: “La angustia de las influencias. Escribir con Saer/ Escribir contra Saer”.

Mónica Sifrim "La batalla de trascender ya está perdida de antemano"

Mónica Sifrim nació en Buenos Aires en 1958. Es poeta, periodista cultural, dicta talleres de escritura y es reciente editora del sello Cienvolando que acaba de publicar Variaciones de la luz, de la poeta Diana Bellesi.
Formó parte de un momento muy particular de la poesía: el crecimiento de la voz femenina. Con referentes como Alejandra Pizarnik y Olga Orozco, y con contemporáneas como Susana Villalba y Mirta Rosemberg.

- ¿Cuál considerás que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
- No creo mucho en las “ars poetica” en el sentido de una definición o un proyecto  anterior a la escritura misma. Sí  podría hablar de la poesía concebida para mí como el espacio de la más extrema libertad, donde, como diría Brodsky, se libra una batalla entre el poeta y el instrumento musical en la que debería ganar el instrumento. También  creo en la poesía como situación de intemperie. Ha y un poema de “El mal menor”, el último, donde acaso se haga sentir de un modo un poco más nítido no mi “ars poética” sino lo que representa la escritura para mí.
- ¿Cómo aparece la ciudad o el lugar donde vivís en tu poesía? 
Creo que la ciudad no aparece casi en términos descriptivos, porque mi poesía es más narrativa y musical que descriptiva, no es muy visual. Me doy cuenta de que en mis libros hay una mezcla muy salvaje y por momentos muy irónica de elementos provenientes de distintas culturas:  la Biblia, los Beatles, Atahualpa Yupanqui, Shakespeare, la Pasión de Cristo, la teoría literaria, la historia argentina,  el tango, la literatura universal, etc. Tal vez esa mezcla de registros y alusiones  sea la manifestación de lo porteño. Es una poesía urbana, casi sin paisaje.
¿De quiénes de tus contemporáneos te sentís más próximo? ¿Y de las generaciones anteriores? 
De los contemporáneos argentinos admiro a  María del Carmen Colombo, Dolores Etchecopar, Susana Villalba. Me gusta mucho Calveyra y Perlongher. También me siento cerca de poetas de las generaciones anteriores: Alejandra Pizarnik, Miguel Ángel Bustos, Olga Orozco, Viel Temperley, Joaquín Giannuzzi y muchos otros, por supuesto.
Después del desborde del  neobarroco, los cambios más visibles tal vez tengan que ver con el objetivismo, la poesía visual, y cierta recuperación del sencillismo en su aspecto más narrativo. Hay un tipo de poesía que me recuerda a la de los beatniks. Para mí todo lo que nombré no es novedoso, pero tal vez lo sea para las nuevas generaciones.






Tomás Fadel: la experiencia como inspiración

Por Oscar Bermeo

A los 12 años, un libro de Salinger cayó en sus manos. Al día siguiente ya había dado vuelta a la última página. "Lo leí como si fueran dos poemas", recordaría mucho tiempo después Tomás Fadel (Mendoza, 1990) en una entrevista. Cuando lo atacan dudas sobre el rol de la poesía, acude a "Función de la poesía y función de la crítica" de T.S. Eliot.
No tiene blog personal, pero nos invita a seguir sus próximos proyectos en la cuenta de Tumblr de su editorial.  



Actualmente trabaja en la maquetación de "La montaña", que será lanzada a dúo con Elio Contreras. Además, forma parte del proyecto editorial Colección Chapita, donde se puede acceder a los ebooks de sus textos  "Viñas Desmoronadas, una traducción de Su Tung P'o" y "Fincas".


Marina Mariasch: "Las casas espiadas desde afuera"

Marina Mariasch nació en Buenos Aires en 1973. Escribe, traduce, trabaja en cuestiones de género y derechos humanos. Hace muy poquito la editorial Blatt&Ríos publicó Paz o Amor, sus poemas reunidos.
—¿Cuál considerás que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina? 
—Lo que considero mi arte poética es algo abierto, sin restricciones. Ni para mí ni para los demás. No creo en las prohibiciones, ni en la metáfora, ni en las comillas, ni en el lugar común. ¡Qué lindos son los lugares comunes a veces! 
Creo en la poesía que hay en las palabras de todos, en algunos nombres propios, en los manuales de uso. Nadie sabe más que los demás.
Creo en el poema como un oráculo, al que llego llena de preguntas. Y salgo del poema sin respuestas. Porque el poema no es afirmación, es duda, es búsqueda. Creo que la poesía no cura, es locura.
No puedo elegir un poema que me defina, porque me gusta más la indefinición. Pero me gusta mucho el poema de Pasolini que dice "Quién soy".
—¿Cómo aparece la ciudad o el lugar donde vivís en tu poesía?
—El lugar que nos rodea, nuestro hábitat, tiene que ver con nuestras condiciones de producción. Es inevitable que aparezca en la poesía, creo, de una manera u otra. En mis poemas aparecen mi habitación, que es donde cuando era free lance pasaba mucha parte del tiempo, y la cama era mi lugar de trabajo, la pista de baile, un lugar de conquista y confusión, los kioscos y las calles, sobre todo las casas espiadas desde afuera. Y también aparece el obelisco, ese palo gigante que dice: las cosas son así.
—¿De quiénes de tus contemporáneos te sentís más próximo? ¿Y de las generaciones anteriores? 
—¿Cuál es la edad de la poesía? Hay poesía de la que me siento muy cerca como la de Susana Thènon. Me gusta la poesía que se escribe sin una idea previa, sin dirección. Me gustan MEcon de Mara Pedrazzoli, la poesía portuñol de Mariela Gouric, los poemas pobres y lujosos de Ezequiel Alemián. 


Julio Balcázar: un torrente de influencias

por Milena Bertolino

Julio Balcazar (1984) nació en Caracas (Venezuela), vivió en Caldas (Colombia) y actualmente reside en Buenos Aires (Argentina). Ha publicado el libro de poesía Últimos Días de Robert O´Hara (2013), asimismo resultó ganador de numerosos concursos de poesía en Colombia. En el terreno de la narrativa, escribió una novela negra, Los cautivos del fuerte apache (2012), que fue premiada por el congreso colombiano de literatura Medellín negro y publicada. También, producto de ser finalista del concurso español de relatos El fungible en 2007, su narración Clint Eastwood fue incluida en la antología del concurso editada en 2008.
Graduado en Filosofía y letras, Balcázar he venido desarrollando desde hace seis años variadas actividades docentes en distintas zonas de Colombia y en Buenos Aires (Argentina) que incluyeron, por ejemplo, dar clases en un resguardo indígena en el departamento de El Cauca (Colombia). 
Julio Balcazar integra la antología de este Festival1.000 millones. Poesía en lengua española del siglo XXI.
Retrato de Julio Balcázar trazado por un amigo suyo.
—¿Cuál consideras que es tu ars poética? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?

— El cambalache de Disépolo, el collage melancólico o burlón al “Yo” cartesiano, la falsedad de la memoria o de lo concreto, el queridísimo Sísifo de Camus; el punk y la Ítaca de Cavafis, Joy Division, Richie Ray y Bobby Cruz, Rubén Blades, Serrat, Groucho Marx, Chagall, Cezanne y Placebo, Radiohead, los boleros, el son montuno, Leonard Cohen, Nick Cave, Bob Dylan, una tonelada de Wes Anderson (los colores en sus películas son hermosísimos), la contradicción y el error, el viaje, ola, tras ola, el mar, siempre el mar, la música y el Nadaísmo de mi padre, sus malos consejos, su cariño, las historias interminables e indescifrables de mi mamá, el sarcasmo de mi hermanita, las historias que contaba el abuelo, las tías que me ayudaron a criar, mientras adivinaban el futuro y los sueños, por supuesto Sabina, Cortázar, la música de las cantinas, los vallenatos, lo otro: la literatura. (...) Tres poemas: Ítaca. de Constantino Cavafis / Perorata, de Jaime Jaramillo Escobar / Do not go gentle into that good night, de Dylan Thomas. Una canción: “El muerto vivo” (recomendada).

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Martín Batallés: desde la palabra y la imagen

por Milena Bertolino

El trabajo artístico de Martín Batallés (Montevideo, 1981) no se delinea sólo a partir de la palabra, de sus breves, anecdóticos y epifánicos poemas. En su página -que aloja casi toda su obra- pueden verse, además, fotografías -de su autoría y en colaboración-, dibujos y diseños para tapas de discos o afiches de bandas de rock indie de Uruguay, tales como Carmen San Diego. Es con letristas de canciones, según sugiere en estas líneas, antes que con poetas con quienes siente mayor cercanía.
Martín Batallés es uno de los tres poetas uruguayos que integran la antología de este Festival, 1000 millones. Poesía en lengua española del siglo XXI. (2014). Sus poemarios anteriores -Sin nombre, tapa negra (2007) y Sin nombre, tapa blanca (2010)- se encuentran subidos, y pueden leerse con exclusividad, en su página web.


— ¿Cuál consideras que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
— No tengo muy claro el significado del término, pero si es lo que imagino, creo que no tengo idea, o al menos no sabría cómo definirla. 
— ¿Se hace presente la ciudad o el lugar donde vivís en tu poesía?
— Si. De forma obvia, en algunas menciones a lugares o calles. De forma un poco más sutil, está ahí atrás casi siempre. Es difícil hacerse el distraído si uno vive en Montevideo.

Finalistas del concurso Aldana 2013: suenan los más jóvenes

por Milena Bertolino

El martes en el marco del Festival  leyeron en la biblioteca Estrada los finalistas del concurso municipal de poesía Felipe Aldana (2013) en la categoría hasta ahora inédita de menores de 21 años 
Sábado de por medio durante los últimos cinco meses estos jóvenes, que en su gran mayoría nunca habían asistido a un taller literario, formaron parte del taller de poesía ofrecido por la Editorial Municipal (EMR) y coordinado por Bernado Orge en la biblioteca.
Atraídos por estilos y estéticas de vertientes que van desde poetas clásicos occidentales del siglo XX hasta escritores e historietistas pulp japoneses, con un recorrido personal más o menos extenso y variado de lecturas, publicados sus textos en libros y blogs o pocas veces compartidos con lectores extraños, todos ellos hacen de la escritura un espacio propio.
En esta entrevista Francine Rostán (FR), Georgina Grasso (GG), Magalí Gómez (MG), Franco Bedetti (FB), Fidel Maguna (FM) y Cleffa Takahashi –Sol Figueroa– (CT) nos cuentan qué les dejó el taller al que asistieron, anticipan su paso por el Festival en estos días y, de regalo, nos dejan un poema.


Arriba: Georgina Grasso y Franco Bedetti. En el centro: Fidel Maguna, Francine Rostán y Magalí Gómez. Abajo: Cleffa Takahashi y Lucía Calvo Enseñat.

Fandermole: la canción y el poema

Fandermole en la noche inaugural del XXII Festival de Poesía. Foto de Oscar Bermeo.


Porque alguien, en la Aduana o quién sabe dónde, borró los rasgos gráficos originales del apellido de su abuelo y lo tradujo según su oído, el holandés Van der Mole devino el litoraleño Fandermole. El nombre, apretado en su vieja cáscara extranjera, se fue amoldando al paisaje de la canción rosarina. Su sonido, como ciertas palabras, es a esta altura un ambiente, una atmósfera; incluso se redujo más aún y es casi una contraseña: “Fander”, que el mismo Jorge Fandermole usó para titular un nuevo disco doble –después de una pausa de 9 años luego de publicar Pequeños mundos–, que presentó el sábado 9 de agosto pasado en el teatro Príncipe de Asturias del Centro Cultural Parque de España. Este jueves, luego del Homenaje a Juan José Saer con que se iniciará el XXII Festival de Poesía, Fandermole subirá al escenario del teatro de Plataforma Lavardén (Sarmiento y Mendoza) a las 21, para hacer su Concierto Fluvial.

En una conversación sostenida hace un tiempo, con motivo de la salida de su nuevo disco, Fandermole nos contaba algunas cosas sobre su oficio con la música y la palabra.
—¿Cómo pensás la relación entre la letra y la música, o la letra y la poesía?
—Mi viejo, que cantaba tangos, es el que de alguna forma me asignó o me habilitó la voz cantante. Él cantaba y yo cantaba, incluso cantaba sin saber exactamente lo que estaba cantando, porque era muy chico. A lo mejor a los cuatro o cinco años cantaba cosas cuyo significado no conocía. Hace años, en la Isla de los Inventos, hicimos el legado musical a nuestros hijos y yo retomé una canción que era de las primeras que mi viejo me enseñó, “La Calesita”, de (Mariano) Mores y Cátulo Castillo, pero en aquél entonces era como si la cantara en catalán, porque una parte la entendía y otra no. Entendía: “Llora la calesita en la esquinita sombría y hace sangrar las cosas que fueron rosas un día” y, claro, una parte de la imagen a mí se me escapaba: “las cosas que fueron rosas un día”. Yo lo decía por su musicalidad y, por otro lado, “sombría” no sabía exactamente qué quería decir, pero yo la cantaba. Y está bueno porque esas cosas se fijan en la canción y después uno puede volver sobre eso. 
La Calesita [Tango] by Mariano Mores on Grooveshark

martes, 23 de septiembre de 2014

María Teresa Andruetto: contra la idea de poetas nacionales

Por Paula Bertolino





Aunque popularmente conocida por sus trabajos en el campo de la literatura infantil, la cordobesa María Teresa Andruetto (Arroyo Cabral, 1954) viene desarrollando en paralelo una profusa obra en el ámbito de la poesía, la narrativa, el ensayo y el teatro. También cuenta con una vasta experiencia como coordinadora de talleres literarios, tarea que desempeñó a lo largo de 25 años en los más diversos ámbitos. En esta nota habla sobre la inscripción del paisaje en su poesía, comparte varios textos que sintetizan su búsqueda estética y nos cuenta qué poetas disfruta leer al tiempo que aclara que a la poesía fue siempre en busca "de algo de la vida misma".

¿Cuál considerás que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
En cierto modo el poema "Autoretrato ante el caballete", que abre Beatriz (Argos, 2005) -sobre todo las dos últimas estrofas-, observa uno de los últimos retratos de Rembrandt y está dedicado a Alejandro Schmidt, con quien en una época hablábamos mucho de nuestras posturas estéticas. Esto complementado con otro aspecto más cotidiano que aparece en el  poema "Visita", que está en Kodak (Argos, 2001), donde aparecen los asuntos que suelen ir a parar a mis poemas: madre, hijos, padre, pérdidas, inmigración, lo social/político, la melancolía, los haceres domésticos, la oralidad, el ingreso de las conversaciones en la escritura, los rastros de las hablas y el lugar que me parece tiene la poesía en el mundo como un hacer junto a otros haceres, bajada de su pedestal y metida de lleno en la vida misma.

Luis Eduardo García: poesía de la mutación

Por Oscar Bermeo

Cuando tenía 16 años, Luis Eduardo García (Guadalajara, 1984) tomó su primer taller de poesía. Fue en un local del Fondo de Cultura Económica, lugar que hoy comparte con nosotros a través de una foto. Quizás ahí empezó su ruta literaria, que fue alternando en los últimos años con el trabajo en su taller de reparación de computadoras. "Un trabajo no muy poético que digamos", contó en una entrevista con el diario El Informador. Tras ganar el Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino, García emerge como una de las voces principales de la nueva escena azteca. El autor nos invita a revisar sus textos en Pájaros Lanzallamas



María Teresa Andruetto: el taller y la propia escritura


 Por Paula Bertolino

Si bien actualmente no brinda talleres literarios, durante gran parte de su vida María Teresa Andruetto fue una coordinadora activa –llegó a tener hasta 7 grupos semanales, pero eso terminó hace más de 10 años– y, según cuenta, desde aquella época le quedó la “fama”. La vinculación poética con la palabra, tanto en poesía como en narrativa, ocupaba en esos espacios un lugar central. También las consignas restrictivas que buscaban fomentar el trabajo creativo, contrarrestando el deseo de extraviarse que abre la palabra. A pedido nuestro, Andruetto accedió a recordar parte de aquella experiencia tallerista.

¿Durante cuántos años coordinaste talleres literarios?
—Los di durante 25 años, llegué a tener hasta 7 grupos semanales. Algunos de poesía específicamente, otros de género cuento y también talleres de estímulo a la escritura para niños, adultos y, sobre todo, para jóvenes.