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jueves, 25 de septiembre de 2014

Mónica Sifrim "La batalla de trascender ya está perdida de antemano"

Mónica Sifrim nació en Buenos Aires en 1958. Es poeta, periodista cultural, dicta talleres de escritura y es reciente editora del sello Cienvolando que acaba de publicar Variaciones de la luz, de la poeta Diana Bellesi.
Formó parte de un momento muy particular de la poesía: el crecimiento de la voz femenina. Con referentes como Alejandra Pizarnik y Olga Orozco, y con contemporáneas como Susana Villalba y Mirta Rosemberg.

- ¿Cuál considerás que es tu ars poetica? ¿Hay algún texto tuyo o ajeno que la defina?
- No creo mucho en las “ars poetica” en el sentido de una definición o un proyecto  anterior a la escritura misma. Sí  podría hablar de la poesía concebida para mí como el espacio de la más extrema libertad, donde, como diría Brodsky, se libra una batalla entre el poeta y el instrumento musical en la que debería ganar el instrumento. También  creo en la poesía como situación de intemperie. Ha y un poema de “El mal menor”, el último, donde acaso se haga sentir de un modo un poco más nítido no mi “ars poética” sino lo que representa la escritura para mí.
- ¿Cómo aparece la ciudad o el lugar donde vivís en tu poesía? 
Creo que la ciudad no aparece casi en términos descriptivos, porque mi poesía es más narrativa y musical que descriptiva, no es muy visual. Me doy cuenta de que en mis libros hay una mezcla muy salvaje y por momentos muy irónica de elementos provenientes de distintas culturas:  la Biblia, los Beatles, Atahualpa Yupanqui, Shakespeare, la Pasión de Cristo, la teoría literaria, la historia argentina,  el tango, la literatura universal, etc. Tal vez esa mezcla de registros y alusiones  sea la manifestación de lo porteño. Es una poesía urbana, casi sin paisaje.
¿De quiénes de tus contemporáneos te sentís más próximo? ¿Y de las generaciones anteriores? 
De los contemporáneos argentinos admiro a  María del Carmen Colombo, Dolores Etchecopar, Susana Villalba. Me gusta mucho Calveyra y Perlongher. También me siento cerca de poetas de las generaciones anteriores: Alejandra Pizarnik, Miguel Ángel Bustos, Olga Orozco, Viel Temperley, Joaquín Giannuzzi y muchos otros, por supuesto.
Después del desborde del  neobarroco, los cambios más visibles tal vez tengan que ver con el objetivismo, la poesía visual, y cierta recuperación del sencillismo en su aspecto más narrativo. Hay un tipo de poesía que me recuerda a la de los beatniks. Para mí todo lo que nombré no es novedoso, pero tal vez lo sea para las nuevas generaciones.






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