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sábado, 21 de septiembre de 2013

Carola Brantome: "Cada quien tiene el valor que le devuelven sus espejos"




Carola Brantome (San Rafael del Sur, Nicaragua, 1961) Poeta, periodista y cuentista. Nos respondió el cuestionario el mismo día que se lo enviamos, y con mucho agrado comentó que vive en un barrio semi urbano, a unos dos kilómetros del centro comercial de su ciudad, Matagalpa. Las fotografías enviadas por Carola muestran un clima fresco y montañoso, ella nos escribe que es una "zona cafetera", y precisamente el día que tomó las fotos estaba nublado.
Con gran entusiasmo cuenta que estará en Argentina al amanecer del miércoles 25.






1. ¿Qué lectura (texto, película, música) o experiencia te llevó a escribir poesía? ¿Qué gatilló el poema? ¿Qué edad tenías? ¿Provenías de un ambiente familiarizado con la poesía o la literatura?

Recuerdo que el primer poema que escribí fue a los 16 años –lo perdí–, era sobre la luna, seguro no era poema, aun no sabía escribir poemas. Pero la idea era decir lo que para mí significaba la luna, después de ése no he parado de escribir. Dice mi mama que yo siempre pregunté qué significaba una palabra, y me gustaban los libros y siempre hurgaba en los cofres para encontrar entre otros tesoros, los libros.

Me críe con dos tías abuelas, y con mi tía que es la mama, la mamá que me crió a quien amo profundamente, a esas tres mujeres debo tantísimo, que no podría escribir sobre mi vida sin mencionarlas, sin decir que ellas me enseñaron gran parte de lo que sé y soy. El nombre de las estrellas y de los pájaros, me contaban e inventaban cuentos, fueron y son personas encantadoras.
Dos de ellas eran profesoras, y comenzaron por hacerme leer el periódico, mejor dicho allí aprendí a leer de corrido, y me compraron libros, unos librotes que ahora que reflexiono me digo, yo no pude haber leído eso, si era una chavalita. Los primeros libros que conocí fueron por ejemplo La vida es sueño de Calderón de la Barca, Hamlet y Bécquer… cuentos, leyendas, libros infantiles creo que leí bastante, pero estaban los cuentos de ellas sobre todo la María y la Carlota, las grandes mentiras que me lanzaban al vacío, las grandes mentiras con las que viajaba de confín a confín.

Pienso que no implica mucho el lugar donde una nace. Lo importante es quienes te rodean. A mí me leían desde muy pequeña, una de mis tías abuelas Carlota, me contaba los cuentos de Las mil y una noches, mi otra tía –prima de mi mamá–, es Socorro Brantome, a quien amo y le digo mamá, ella es maestra, lo fue por muchos años, les decía que me sentaba en sus piernas y me leía cuentos, como El Principito y tantos más. Una de mis fascinaciones es que me leen, me encanta escuchar que me leen. Y repito ella me llevaban todo tipo de libros, Rubén Darío, Amado Nervo, Juan Ramón Jiménez, Garcilaso de la Vega… durante la revolución en mi pueblo se abrió una librería, allí adquirí las obras de Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Fernando del Paso…, los conozco y me quedo deslumbrada, estos señores hicieron temblar la tierra que pisaba yo cuando los leo por primera vez, a Octavio Paz, a César Vallejos ya los conocía. Prácticamente vivía en esa librería, allí desayunaba, almorzaba y mi mamá no escatimaba esfuerzo por comprarme esos libros, yo entonces no trabajaba, ellas me daban esos gustos.


2. ¿Cuál es tu proceso de escritura? ¿Tenés un método, un horario, un lugar? ¿Te acompañás con lecturas?


Las lecturas siempre me acompañan, aunque sí paso periodos de pocas lecturas; sin duda para escribir es básico leer, la escritura sola sin lectura es vacía, sin atractivo. Un método, tal vez si llamamos método a hacer anotaciones, escribir líneas, armar el poema inicialmente con lo que sale, y luego darle forma, rescribir, revisar, corregir, releer, y volver a empezar, sacarle filo, afinar el poema, darle lustre, leerlo en voz alta. Leer diccionarios para mí es importante, hacer las consultas debidas y escuchar comentarios críticos. Un poema es un trabajo intelectual y una emoción reposada. Yo prefiero la madrugada para escribir, de 4 a 6 es la mejor hora del amanecer para escribir, me permite mente despejada, clima fresco, energías renovadas, silencio y un café rico, fuerte y amargo completa el oficio. 



3. ¿Quién, de entre los invitados del festival, te gustaría que te lea? ¿Cómo es tu relación con el festival?



He sabido del festival desde hace un tiempo, han estado invitados dos poetas nicaragüenses y amigos Tania Montenegro y Héctor Avellán, y me han hablado del festival. Creo que mi relación con el festival está muy entrelazada en mi relación con Argentina y con autores que admiro, he leído, y amo, maestros y maestras de este país, amado además, por nuestro Rubén Darío. Y esa relación con Argentina se estrecha más con la publicación de mi libro Postales en ciudades de arena en el año 2011, gracias al apoyo decidido de Diana Bellessi y Javier Cófreses de Ediciones en danza. Que me lea la poeta Diana Bellessi, a quien tendré el gusto y honor de conocer en el Festival.



4. ¿Contra qué o contra quién escribís? ¿Qué autor de la contemporaneidad te parece sobrevaluado?



Escribo para que la vida que vivo sea más hermosa, para que lo que amo tenga sentido, la vida, la libertad, la solidaridad. Escribo hoy con mi presente con mis horas, ¿contra quién, contra qué? contra nada, contra nadie, no me alimento de estar en contra poéticamente; busco corrientes de aire y agua que me fluyan, por donde pueda bogar con mi barcarola. Cada quien tiene el valor que le devuelven sus espejos.



5. ¿Cuál fue “el” momento poético que hayas vivido en las últimas horas?



Una querida amiga me ha escrito una carta en donde me dice algo muy bello, dice ella refiriéndose a mi viaje a Argentina: “Traete un puñado de tierrita, una piedrita, unas hojitas, algo que sea tu recuerdo íntimo y físico de allá”, y eso ha sido para mí un momento poético y que me acerca a esa emoción que me embarga de viajar a la Argentina y llegar al amanecer a Buenos Aires, y pernoctar cuatro días en la ciudad de Rosario donde vivió Alfonsina Storni.  


6. ¿Qué libro o autor contemporáneo recomendarías?



Yo recomiendo a J.L. Borges, a Virginia Woolf, a Julio Cortázar, a Rubén Darío, a Laura Restrepo, a Emily Dickinson,  a José Coronel Urtecho, a William Carlos Williams, a Juan Rulfo, en fin a mis maestros y maestras.



7. ¿Qué es lo que más te sorprendió encontrar al buscar tu nombre en Google?



No sabía que había tantas páginas con referencias mías, eso me sorprendió.



8. ¿Creés necesario que el escritor debe ser parte del proceso de edición y publicación?


¡Claro!, es una experiencia linda, y es muy necesario que quien escribe se involucre responsablemente en el proceso de edición y publicación de su libro, es más, lo disfrutará, si comprende ese trabajo que es una extensión del proceso de la escritura, porque es también creación, imaginación, y trabajo. La emoción de ver un libro impreso, es más, si conocés el proceso que llevó  sacarlo a luz, por las manos qué paso, por el cuidado que en cada momento de su recorrido, hicieron de él personas que también lo leen y lo cuidan como un ser vivo. Yo lo he vivido, por eso lo sé y lo digo que es así.



Mesa de trabajo dónde acostumbra escribir 

Calle que lleva a su casa, en Matagalpa

Walman, perro amigo

                                                             
Ciudad de Matagalpa, en el centro la Catedral


                                                                   
Matagalpa, ubicada en el centro norte de Nicaragua, de clima fresco y montañas. Zona cafetera



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