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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Selva Dipasquale: "Si nosotros nos transformamos ¿no se transforman también nuestros poemas?"




Una cuota de cansancio por las obsesiones propias. El amor a la poesía. La necesidad de defender a diario el ritual de la escritura y la lectura. Estos —y quizás otros— sean los hilos conductores entre el lector y SelvaDipasquale (Buenos Aires, 1968)

Selva asegura que escribe en medio del caos y el desorden, pero luego también cuenta de sus cuadernos rotulados: «Poemas de la mañana», «Poemas-meditación», «Poemas-sueños». Es que quizá, el caos de Selva tenga un cierto orden íntimo, únicamente inteligible para el íntimo mecanismo del poeta. «Los poemas me imponen cosas, me reclaman que esté de una manera o de otra, son como personas o seres que se plantan frente a mí y requieren rápidamente autonomía»



Qué lectura (texto, película, música) o experiencia te llevó a escribir poesía? ¿Qué gatilló el poema? ¿Qué edad tenías? ¿Provenías de un ambiente familiarizado con la poesía o la literatura               
No tengo muy claro cuál fue el suceso disparador de mis inicios en la escritura poética.  Pero elegí comunicarme  en versos desde muy chica. Tengo guardados textos de cuando tenía 9, 10 años. Les escribía poemas a mis padres y sobre distintos acontecimientos. Conservo un librito que armé en mi infancia con fotos familiares y poemas.  Mi mamá me había regalado un libro de Khalil Gibran y en esos textos breves me había propuesto emularlo (!). También, guardo manuscrito el que considero mi primer poema: “El cielo tiene muchas cosas y aparte se ayudan”. Mi papá lo fechó: 22/6/77. De todos modos, es solo una referencia de ese modo que elegía para comunicarme. Recién me empezó a gustar algo de lo que escribía y a querer compartirlo con otros a los 25 años.  Mi mamá también escribe aunque no ha publicado  y es una gran lectora. En mi casa de la infancia siempre hubo muchos libros, aunque no tantos de poesía, más de narrativa y de política, y música y un preocuparse y ocuparse de las actividades culturales. 



¿Cuál es tu proceso de escritura? ¿Tenés un método, un horario, un lugar? ¿Te acompañás con lecturas?
En este momento de la vida en el que han aumentado las obligaciones laborales y familiares tengo que programarme para escribir.  Si no genero un espacio, si no me organizo la escritura no es posible. Hay días en los que me encuentro organizándome para escribir, más que escribiendo (!). Intento levantarme muy temprano, a las 5, antes de que el día comience, antes de que mi hija despierte, llevarla a la escuela e ir al trabajo. Tengo varios cuadernos etiquetados: "Poemas de la mañana", "Poemas-meditación", "Poemas-sueños", "En viaje", "Citas".  Esto no significa que siempre escriba en todos esos cuadernos ni que siempre logre levantarme temprano.  Pero, claramente, seguir  escribiendo hoy es una decisión que se pone en juego cada día.  Y sigo sintiendo placer cuando logro llevar mis planes de escritura adelante. 
En el de "Poemas de la mañana" escribo sin plan previo, se trata de sentarse y ver qué reflexiones o imágenes aparecen. En el de "Poemas-meditación" parto de objetos diversos, escribí varios textos relacionados con el mundo vegetal. Lo que me propongo es contemplar la forma, el color, la textura, el olor y el sonido de la palabra que designa a cada objeto y escribir a partir de allí.  En esa línea, adoro el trabajo de Ponge. Si necesito, busco información sobre cada cosa, que generalmente no transcribo, pero, a veces encuentro, a posteriori, resonancias que me sorprenden.  Últimamente, también, estuve escribiendo y pintando a partir de unas fotos Shomei Tomatsu.
La poesía es un estado de meditación o de contemplación activa, sensible y comprometida con el mundo  que nos rodea.  Sea como sea la modalidad de cada autor, de lo que se trata, me parece, es de explicar-se el mundo, de crear universos paralelos, de poner a prueba nuestra creatividad, de tensar los hilos para llegar al corazón de las cosas y a nuestras raíces.
Puedo tomar nota de las imágenes o ideas que me asaltan en bares o en medio de otras actividades. En mi casa, desde hace poco, tengo un espacio más definido desde el que ahora estoy respondiendo estas preguntas. Una mesa que da al patio y a un cantero, es el lugar más luminoso de la casa. Me gusta mucho sentarme aquí y escribir mirando las plantas. 



¿Quién, de entre los invitados del festival, te gustaría que te lea? ¿Cómo es tu relación con el festival?
Podría contestar: ¡todos! o  que me escuche y lea quien quiera. Es una alegría encontrarse con otros poetas y poder compartir el intento de mostrar lo mejor de sí y estoy agradecida por esa oportunidad. 

¿Contra qué o contra quién escribís? ¿Qué autor de la contemporaneidad te parece sobrevaluado?
La poesía es resistencia. Se resiste la mediocridad, la vida cotidiana, la falta de tiempo, las injusticias. El énfasis puede estar puesto en una u otra cosa, pero sin resistencia no hay poesía. Contestar si un autor está sobrevaluado o no, no sé, no me parece interesante o siento que no le interesaría a nadie lo que yo podría responder acerca eso. Me parece mejor aprender a autoevaluarse. Cada vez me molestan más los deditos que se levantan para decir qué es y que no es poesía o que debería ser.  Primero dejemos que sea y después vemos.

¿Cuál fue "el" momento poético que hayas vivido en las últimas horas?
Preparar mi lectura para el Festival, intentar que los poemas que voy a leer dialoguen y contestar estas preguntas.

¿Qué libro o autor contemporáneo recomendarías?
Soy muy dispersa en mis lecturas. Por algún motivo que no tengo muy claro nunca me gustó responder esta pregunta. 

¿Qué es lo que más te sorprendió encontrar al buscar tu nombre en Google?
Nada en particular. 

¿Qué nuevos proyectos en relación con la escritura tenés en mente?
Ahora mismo terminé un libro que venía trabajando desde hace dos años más o menos  y me gustaría volver a publicar todos mis poemas ya publicados y algunos inéditos en versiones revisadas. El año pasado decidí revisar todos mis poemas éditos e inéditos. A algunos los modifiqué, a otros los descarté. Varios me acompañaron una buena parte del camino pero no resistieron, para mí, el paso del tiempo. Sin embargo, otros podrían permanecer en mi piel, al menos hasta hoy,  como tatuajes invisibles. Me pregunté si modificar o descartar poemas de otras épocas era posible. No tuve una única respuesta pero no pude hacer otra cosa. Si nosotros nos transformamos  ¿no se transforman también nuestros poemas?
A partir de ahora pienso continuar trabajando los poemas que escribo en el "Cuaderno de la mañana" y en otro que se llamará "La historia de los objetos" y que incluye textos, como explicaba más arriba,  que parten,  por ejemplo,  de una planta determinada, eso implica una investigación: de la etimología de la palabra que designa a esa planta, su sonoridad, y también de la biología, la simbología , de la materia en sí: textura, olor, color, sabor. A partir de toda esa información estoy escribiendo, haciendo dibujos y pintando.
En este momento de mi vida resisto fundamentalmente la falta de tiempo. Cuando logro esos momentos de escritura que son parte de un proyecto, y, también de lectura, me siento, realmente,  más feliz.



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