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sábado, 28 de septiembre de 2013

Fabricio Estrada visita la Escuela 615

Por Rosario Spina

Una nena de pelo largo, muy largo, está sentada en una de las últimas sillas. Se hace un rodete bien alto mientras escucha responder a Fabricio Estrada (Honduras, 1974) las preguntas de sus compañeros, los chicos de la Escuela 615 “República del Perú”. También participan de la charla, organizada en conjunto por el Festival Internacional de Poesía y el Distrito Sur, alumnos de D.I.N.A.R y asistentes al Taller Literario que dicta la poeta Andrea Ocampo.


La nieve ¿es una obsesión?


Es el segundo día de Los poetas hacen escuela.

Pasen y vean.



Fotografía gentileza Escuela 615



Fabricio Estrada les habla a los chicos como un hermano o un tío más grande. No por eso deja de aproximarlos a conceptos fundamentales de la poesía:

Me inspiro de respirar. De aspirar lo que me inspira. No hay un toque mágico; uno debe tomar la vida, debe tomar el vaso, debe tomar el libro, uno debe sentir la vibración natural de las cosas: ésa es la vida. No hay inspiración para mí, no puede haber inspiración cuando debemos aspirar la vida y tocar la vida.

Hay una densidad poética en todo lo que se dice. Pero una puede desplazarse por esa densidad livianamente, como por el agua. Son ideas que dan ganas de anotarlas, de grabarlas y por supuesto, de quedarse flotando en ellas.


Fabricio introduce cada una de sus lecturas con un relato en el que cuenta cómo escribió ese poema. O quizá, cómo ese poema lo escribió a él:

En 2004 estuve en un festival en Estocolmo, Suecia. Yo quería que el festival se extendiera para ver la nieve. Me quedé algunos días más. Pero no cayó. Solo la vi desde el avión, sobre los Pirineos. Por eso escribí esta poesía que se llama “La nieve es una vitamina”:

Cuando sueño con nieve

ninguna hoja en blanco sobrevive.

Al despertar, copos de papel llenan con su ventisca

las horas del trabajo, entre sorbos de Leteo

e imaginación barata

hago trizas currículos, noticias,

cualquier fragilidad impresa de dudosas propiedades.

De aquí supongo

que el lápiz es la estación del hielo,

un patín que rasga veloz a la llana palabra.

Claro está, que nunca he visto la nieve.

el granizo ha sido como un abrazo que se detiene,

una sonrisa a la cual, de improviso, se le caen los dientes.

pero he aprendido a vivir sin ella,

y qué lastima, porque con nieve

hubiera aprendido a amar las runas y a Kant,

al positivismo y al revisionismo, en fin,

tendría bonanza y frialdad, una abuela en las colonias,

vacaciones en Mallorca, pedantería de sobra

y en mis sueños, no habrían Blancanieves

ni esta mezcla de asombro y suspenso

que acompaña siempre

a todo soñador del trópico.



¿Te gustaría conocer otro lugar aparte de la nieve? —  lanza un alumno.

Me gustaría conocer la Patagonia. La veo como la destrucción del mito europeo con  todos esos bellos paisajes.
 Las preguntas que hacen los chicos recorren un camino variado: desde sus gustos personales hasta la forma en que él hace poesía. Y cuándo y dónde sucede eso.



¿Cuál fue el libro preferido que escribiste?

No, no creo que haya libro preferido. Porque es como qué vida fue preferida para ti.

Son cinco partes de mi vida. Los egipcios tenían una concepción del mundo antiguo que era interesante: decían que no había padre ni madre. Que uno era el padre de sí mismo. Yo tengo ahora 38 años, soy el papá de Fabricio cuando tenía 15. Y el Fabricio de los 15 años era el papá de Fabricio cuando tenía 5. Pensando en eso creo que cada libro es el papa del anterior. 



¿Cómo se te ocurre lo que escribís?

Pues, yo pienso que voy en una motocicleta rrrrrrrr y que va ganando velocidad, y cada vez más velocidad, yo así me imagino. El paisaje cruza rápido, cruza rápido, cruza rápido. Y veo montañas, casas, que las voy juntando y de repente tengo un paisaje. Pero voy en una moto.

Fotografía gentileza Escuela 615


¿Cuál fue el primer poema que escribiste?

El primer poema que escribí fue uno ¡que copié! Fue para un concurso de poesía. Yo tenía alrededor de 12 años. Y lo que hice fue copiar a un poeta de los años 30. Entonces cuando el maestro lo leyó, me dijo: “Aquí tenemos un poeta. Yo sabía que iba a nacer un poeta en este pueblo.” Y yo me quedaba callado. Pero un año después un compañero de colegio me dijo: “¡Claudio Barrera! ¡Copiaste a Claudio Barrera!” Yo le decía que no, que no. Y ahí sacó el poema.

Luego de unos años, a los 17, fui al cine y estaban pasando la película The Doors con las letras de las canciones subtituladas. Yo leía lo que Jim Morrison cantaba y me fascinaba. Llegué a casa casi en trance total y ahí empecé a escribir. A los 17 años.



¿Qué otro país te gustaría conocer?

Me gustaría conocer otra Honduras. Otra Honduras como esta tranquilidad de Rosario. Una Honduras libre, eso es lo que quiero conocer.



¿Qué pensaron tus padres cuando les dijiste que ibas a ser escritor?

Yo crecí con mi abuela pero ella no le daba mucha bola al asunto. También estaba mi tía, que falleció hace poco. Y un día, cuando yo ya estaba totalmente convencido de que iba a ser escritor le dije:


- Tía, voy a ser algo importante

- ¿qué? ¿vas a ser presidente?

- No, no precisamente, no. Voy a ser escritor

Y ella dijo: - ahhh (un poco decepcionada)

  
Después, con el tiempo, yo le mostraba mis libros: “mira este, que acabo de publicar, o este otro”. Y al cabo de un tiempo, ella era la tía del escritor del pueblo.
Y después me decía: “Yo no te entiendo mucho, pero sigue escribiendo”. Y en el pueblo decía “Yo no lo entiendo, pero suena muy rico”.

Fotografía gentileza Escuela 615


¿Conociste la nieve?

No, no la he conocido. Yo tenía un diccionario que me regaló mi mamá a los seis años que fue mi diccionario de toda la primaria. Y siempre había allí una biografía de "Las Meninas" de Velázquez, y yo la mire siempre, toda mi primaria. Y tuve la suerte de conocer el Prado y ver esa pintura. Y yo decía: No, es más bello en el diccionario. Yo sentía más bello en el diccionario que la pintura misma que estaba ahí. Entonces sé que cuando me toque la nieve y esté parado en la nieve, no será la nieve que tanto había esperado. Todo está acá (y se señala la cabeza).



¿La nieve es una obsesión?

Sí, es una obsesión. Siempre que veo en la tele la nieve pienso en la idea de la navidad. Porque tenemos instituida la idea de la navidad americana y no la europea. Entonces hace 40 grados de calor en navidad y el arbolito hace efectos de nieve. Y si hay algo que a mí me recuerda la nieve es la navidad, que para mí siempre fue muy hermosa. Eso mismo decía un poeta: “Que algún día venga siempre la navidad sobre la tierra”.



¿Cómo hizo para hacer tantos logros?

No puedo definir el logro o el éxito en poesía. Seguí avanzando porque supe que no podía vivir sin esto. Y cuando uno avanza sabiendo que quiere hacer algo, comienza a ser exitoso como ser humano. Lo importante es que sigas tu ruta y que la disfrutes. Lo que hice fue seguir mi ruta. En la moto.

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