Gramuglio durante la apertura del Festival. Foto de Oscar Bermeo.
Es el principio y está sola en el escenario teñido de rojo. María Teresa Gramuglio fue elegida para abrir el XXII FIPR en el teatro de Plataforma Lavardén. Piensa que esta tarea se la deben haber asignado por su doble condición de rosarina y de testigo --“sobreviviente”, aclara-- de Juan José Saer; por la larga amistad que mantuvieron y que se hizo patente, “textual”, en los artículos críticos que escribió a partir del 2005, después de la muerte del autor. Pero de la proximidad afectiva no va a hablar.
“La fábrica de Juan
José Saer: los borradores, los poemas, la obra” es el título que finalmente
eligió para su intervención. Había pensado llamarla “La composición del poema”
o, en clara alusión barthesiana, “La preparación de la obra”, pero prefirió
hablar de “fábrica” y la explicación de lo mucho que le costó dar con el nombre
justo funciona para María Teresa como “un hilo para tirar de la trama” y así poder
empezar.
La publicación en el 2014 del libro Poemas. Borradores inéditos 3 (Colección “Borradores”, Seix Barral)
al cuidado de Sergio Delgado, supuso el descubrimiento de un vasto poemario que
Saer, por algún motivo, decidió excluir de su único libro de poemas publicado
en vida, El arte de narrar (1977). Seguramente, conjetura Gramuglio, Saer debe
estar de acuerdo con ella en que hay varios poemas, como por ejemplo “Para
vivir en Rosario”, que resultan “fallidos” y por eso la decisión de excluirlos
de la Obra. Sin embargo, la pregunta se revela inminente: ¿Por qué los
conservó?
Gramuglio no lo puede responder pero, en cambio, puede
seguir tirando del hilo de la trama para contarnos porqué eligió la metáfora de
la fábrica como título de su ponencia y así, quizás, como una iluminación, una
epifanía, la pregunta encuentre, al final, su respuesta. Inmediatamente refiere
a un extraño libro de memorias, La tercera
fábrica, en el que Víktor Shklovski anuncia que “va a escribir cosas sobre
cosas e ideas”, como si fueran “una colección de citas”. Precisamente ésta es
la impresión que tiene Gramuglio cuando lee los poemas inéditos de Saer: se
trata de apuntes heterogéneos, esbozos narrativos, gérmenes de novelas que
funcionan como un “conjunto entrecortado”, seco y estremecedor como una “tos”.
De “El arte sombrío” de Saer –así lo llama Gramuglio-; de su
trabajo oscuro y obstinado en la preparación del poema; de su experimentación
infatigable con el lenguaje; incluso de las
traducciones y de los juicios lapidarios que contienen estos papeles inéditos, no
sólo podemos obtener una autoimagen de escritor, un rico repertorio para
asomarnos desde la literatura a la vida y viceversa; sino que, en el espasmódico arte sombrío,
arte entrecortado como una tos, encontramos el ritmo de Saer y, como sabemos, el ritmo siempre funciona como un principio constructivo
esencial.
Los poemas inéditos, concuerda Gramuglio con Delgado, son el lugar de ensayo de variaciones enunciativas. Soportan la búsqueda de una forma imposible que aunque no se alcance no se abandona. El poema es el lugar de trabajo de este arte sombrío, de la experimentación que, acaso, Saer nunca se hubiera permitido en la prosa.
3 comentarios:
Hay intenciones de publicar la conferencia? Cuando y donde? Gracias
Hola, te lo averiguamos!
La conferencia íntegra que leyó Gramuglio en el Festival está publicada en el libro "María Teresa Gramuglio. La exigencia crítica" (M. Prieto y J. Podlubne eds.) que se presenta hoy a las 20hs en Oliva Libros.
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