El
anuncio oficial se hizo el miércoles pasado en el Palacio
Pizzurno, sede del Ministerio de Educación nacional, por el mismo ministro
Alberto Sileoni, quien presentó los 80 ejemplares de la colección
Juan Gelman que esa cartera distribuirá en todas las escuelas secundarias e
institutos superiores de formación docente del país y que cuenta en su catálogo
a más de 500 autores de la Argentina y el mundo.
“Nos
estaba faltando una buena presencia de poesía en las escuelas; no es la primera
vez que distribuimos textos poéticos, pero nunca lo hicimos en forma de
colección específica”, dijo entonces Sileoni.
Abajo, la edición original de 30.30. Arriba, la que se hizo para la colección Juan Gelman.
La colección reúne desde Gelman a Raúl González Tuñón, del alemán Paul Celan a los versos de Spinetta, de Atahualpa Yupanqui a Ernesto Cardenal, de Jorge Luis Borges a la santafesina Diana Bellessi o desde el británico W.H. Auden a la uruguaya Idea Vilariño. Pero los más jóvenes y contemporáneos pueden leerse en 30.30, poesía argentina del siglo XXI, una antología editada por la Editorial Municipal de Rosario (EMR) con motivo del XXI Festival Internacional de Poesía de la ciudad, realizado el año pasado, y que este jueves comienza su vigésimo segunda edición.
Antologado por Daiana Henderson, Francisco
Bitar y Gervasio
Monchietti –los tres jóvenes poetas santafesinos–, el 30.30 está integrado por poemas de treinta poetas argentinos de
hasta treinta años (en 2013, cuando se publicó). “El
lector podrá encontrar –dice Henderson– parentescos y contrastes entre los 30
poetas. Sin embargo, una característica común que yo destacaría es el interés
que muestran los textos por ir a la parte más viva de la lengua, hay una
reactualización que se produce al conectar las herencias lingüísticas y
poéticas con la realidad. La realidad no aparece aquí como un afuera. De hecho
no hay un adentro y un afuera. La poesía en esta camada de poetas jóvenes se
entreteje con la realidad múltiple y con los usos de la lengua, también
múltiples: el diálogo, el chat, lo epistolar, las canciones, los cánticos en
las canchas de fútbol, las noticias en los diarios, el relato biográfico, las
jergas, los regionalismos, los modismos de los barrios y un larguísimo etcétera”.
Pero a su vez, el interés desde el ministerio nacional por el libro –fue el mismo Sileoni el que encargó al equipo coordinador de la colección Juan Gelman que se reparara en la antología de la EMR, lo que señala a la vez la buena relación entre la editorial y la secretaría provincial de Industrias Culturales– llevó a la editorial del estado municipal a reformular su trabajo, ya que de imprimir mil ejemplares, como tuvo la primera tirada, debió pasar a 12 mil volúmenes, según el pedido de la cartera de Educación.
Oscar Taborda, al frente de la
EMR, no se entusiasma tanto con el extra que tendrá la editorial por la compra
del ministerio, que no es tanta –los 12 mil ejemplares fueron vendidos a la
mitad del precio al público, que es de $100–, sino a la enorme ventana que abre
la distribución nacional y en escuelas del 30.30.
Por primera vez el estado nacional
hace una compra de esa magnitud a la EMR, que hasta ahora no había entrado en
el blanco de las compras de la Conabip (la comisión que administra las
bibliotecas populares) y que, excepcionalmente, adelantó el pago por los
ejemplares –cosa que no gravitó de manera fundamental en el trabajo de la EMR
pero le permitió a ciertas editoriales pequeñas que editan poesía poder cumplir
con las compras de papel e impresión.
“La
colección –dijo el ministro Sileoni en un acto en el que estuvieron, entre
otros, nietos de Gelman, el director de la biblioteca Nacional Horacio González
y el mismo Taborda de la EMR– tiene poesía sencilla y más compleja y vamos a
hacer lo que hacen los buenos docentes, que es confiar en los estudiantes,
porque esperamos mucho de ellos”. Y agregó: “La poesía en la escuela no se
enseña en general demasiado bien, se descompone el poema y se analiza la rima
dejando a veces relegada la emoción, cuando lo que queremos es profundizar un
modo de transmisión distinto. No alcanza con que la caja de libros llegue y
descanse en la biblioteca, hay que trabajar mucho para que los libros se usen
hasta exprimirlos hasta la última letra”.
Esta súbita expansión del trabajo
de la Editorial Municipal no es un golpe de suerte, desde luego, tanto el Festival de Poesía –de donde surgió el libro– como la EMR
trabajan desde hace tiempo en una suerte de laboratorio de la lengua y lo que
podríamos llamar “la zona” –que es un término que trae el eco de Juan José
Saer, autor al que este año homenajeará el Festival de Poesía–, generando
colecciones en las que escriben autores de Rosario y la provincia, llamando a
concursos con jurados ejemplares que dieron a conocer a algunos de los poetas
más intensos de las nuevas generaciones de la ciudad y reeditando a los
clásicos de Rosario.
Los 12 mil ejemplares que, se espera,
la EMR distribuirá al país junto con todas las otras editoriales convocadas a
través de una empresa de correo desde Buenos Aires, irán acompañados de un
cuadernillo didáctico que permitirá contextualizar y leer algunas líneas de los
poemas, acaso para ayudar, para retomar las palabras de Sileoni, a que “los
buenos docentes confíen en los estudiantes”.
Casi un millón de libros
La
iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación de enviar libros a las
escuelas –entre ellos la colección Juan Gelman–, prevé la distribución de 960
mil tomos en unos 10.837 establecimientos educativos: Implicó una inversión de
70.000.000 pesos y para elaborarla se contó con el asesoramiento de la Comisión
Asesora Nacional (CAN), integrada por especialistas en literatura de varias
provincias.
Colección juvenil
La
Editorial Municipal de Rosario cerró ya su convocatoria 2014 al premio
de narrativa Manuel Musto, que este año tuvo como novedad la incorporación
de una nueva categoría, la juvenil, para la que ya evalúan la creación de una
colección juvenil de relatos. Llegaron en total 173 originales, de los cuales
32 pertenecen a jóvenes de 13 hasta 20 años. “Hay mucho FanFic”, dice Daniel
García Helder, editor, al referirse a un nuevo tipo de género desarrollado por
lo general por jóvenes que eligen como personajes de sus ficciones a los de
otros relatos o historietas muy difundidos.
Johnny Jungle
El jueves siguiente al anuncio oficial de la colección Juan Gelman, Oscar
Taborda participó de la apertura de Comicópolis –en el predio de Tecnópolis, en
la entrada de Buenos Aires–, el primer Festival Internacional de Historieta, un
encuentro que promete replicarse con un perfil que apunta tanto a los amantes
del género como a incentivar la industria y se desarrolló hasta el domingo pasado.
Allí, la edición de la historieta Johnny
Jungle, que la EMR realizó asociada al festival rosarino Crack Bang
Boom, recibió el premio a la Mejor Edición Nacional de Historieta Extranjera. Johnny Jungle, de los franceses Jean
Christophe Deveney, Jerôme Jouvray y Anne-Claire Jouvray, es una biografía
imaginaria de Johnny Weissmuller, el primer Tarzán del cine.
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